Mi nombre es José Manuel Muñoz, nací en Gerona y con 11 años mi familia se mudó a Granada, donde vivo desde entonces. Mis padres me educaron con mucha libertad y tuve la suerte de crecer en un colegio situado en mitad de un bosque. Tenía 9 años cuando me regalaron un libro de plantas medicinales que todavía conservo. Más por el cariño que por su rigor, desde luego. Pero sirvió para alimentar mi imaginación y experimentar con las plantas de mi entorno. Son retazos de una infancia feliz que seguramente explican algunas razones de mi interés por la salud natural.
Me formé como enfermero y antropólogo en la universidad pública. Y fue durante esa época cuando Ramón González me habló por primera vez de Āyurveda. Sembró en mí un interés que, más adelante, me condujo a participar en un curso impartido por los médicos ayurvédicos Manish Patwardhan y Prachiti Kinikar. En febrero de 2.008 surgió la posibilidad de viajar a India para continuar la formación. La experiencia resultó cautivadora y supuso el comienzo de otros proyectos.
Pensé que investigar sobre la práctica ayurvédica podía ser una buena forma de seguir profundizando. Mi profesor y mentor, Rafael Briones, aceptó sin dudar la dirección de la tesis doctoral. Su fe en aquel proyecto todavía me asombra y siempre le estaré agradecido. Desde el principio conté con el apoyo de los doctores Kinikar, Patwardhan y Kulkarni. El trabajo de campo se prolongó varios años que sirvieron para reforzar la relación personal. Entre conversaciones fuimos afinando la idea de retomar la formación en India. Y en esa coyuntura fundé “Centro de Estudios Ayurvédicos”, empujado sobre todo por la confianza que me proporcionaban aquellas experiencias, y la necesidad de darlas a conocer.
Me considero un aprendiz más, otro apasionado de esta medicina tradicional. Y si destaco en algo es en la fortuna de haberla conocido de la mano de personas sabias y honestas como la Dra. Kinikar. Ahora soy consciente de que eso no es tan fácil dentro de las dinámicas comerciales y la creciente oferta formativa. Por eso me siento comprometido con la labor de seguir compartiendo y difundiendo la medicina Āyurveda así, como la escribieron los autores clásicos, como se enseña en las escuelas indias, como me la mostraron las decenas de vaidyas con los que he trabajado, o los innumerables pacientes que hablaron generosamente de su experiencia y sufrimiento.
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