El pasado día 7 de mayo celebrábamos el nacimiento de Tagore. Rabindranath Tagore (1861–1941) fue un poeta, filósofo, músico y educador bengalí, reconocido como una de las figuras más influyentes de la cultura india moderna. Nació en el seno de una familia rica de terratenientes. Recibió una educación privada, que completó con estudios de Derecho en Londres. En 1913 recibió el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en el primer autor no europeo en obtenerlo. En su obra se integran elementos del Vedanta, las Upanisads y otras tradiciones filosóficas de la India, que proporcionan una visión holística del ser humano en comunión con la naturaleza y lo divino. El pensamiento de Tagore y Ayurveda comparten la concepción de la existencia como una totalidad interrelacionada, en la que cuerpo, mente, espíritu y naturaleza, forman una unidad inseparable.
La obra de Tagore constituye una de las primeras palancas de transmisión de las filosofías indias en occidente. En la Escuela recogemos el relevo de este poeta universal para continuar difundiendo y divulgando las filosofías indias a través de este blog y nuestras formaciones de Diploma y Máster en Medicina Ayurveda.
La filosofía de Tagore
Rabindranath Tagore no concebía al ser humano como un ente separado del mundo, sino como una expresión viva de la misma conciencia que fluye en la naturaleza. Su pensamiento, profundamente espiritual y poético, se basa en la intuición de que el universo no está fragmentado, sino que es una unidad en la que el hombre, la naturaleza y lo divino participan de un mismo ritmo vital.
Tagore rechaza la mirada fragmentaria de la ciencia moderna cuando esta despoja a la naturaleza de su espíritu. Aunque no niega el valor del conocimiento científico, denuncia su incapacidad para captar el sentido profundo de la vida. Lo que critica es el enfoque que reduce la naturaleza a un mero objeto de análisis.
En sus textos emplea palabras como jagat, visva o prakruti, que no solo se refieren al mundo físico, sino al universo como una realidad animada y sagrada. Frente a esa visión reduccionista, Tagore propone una comprensión sensible y vivencial del mundo. Para él, la naturaleza no es un recurso ni una máquina, sino una entidad dotada de alma, capaz de despertar asombro, compasión y comunión. (1)

El pensamiento de Tagore
El hombre y la naturaleza. Claves de la analogía entre Tagore y Ayurveda
Uno de los principios centrales de su pensamiento es la interconexión esencial entre el ser humano y la naturaleza. Cualquier intento de separarlos conduce, según Tagore, a una falsa libertad, vacía de sentido.
Aquí es donde podemos encontrar grandes similitudes entre el pensamiento de Tagore y Ayurveda. En Ayurveda existe una continuidad entre la naturaleza y el hombre. De la misma forma, para Tagore, el hombre y la naturaleza no son contrarios, sino partes complementarias de una misma realidad
Aunque se puede hablar de un humanismo en el pensamiento de Tagore, este difiere del humanismo racionalista y secular que ha predominado en Occidente. El suyo es un humanismo espiritual e inclusivo, donde el ser humano no es el centro, sino parte de un entramado cósmico. Este humanismo trasciende el antropocentrismo. Frente a una visión utilitarista de la naturaleza, Tagore propone una relación de respeto mutuo y crecimiento espiritual compartido.
Esa conexión profunda entre el hombre y la naturaleza se sostiene en lo que Tagore llama Jivansakti, o energía de vida. Esta fuerza vital no solo anima a los seres vivos, sino que rige el universo entero. La naturaleza no está gobernada por la anarquía; al igual que la vida humana, existe un sistema, un ritmo que une todos los elementos naturales. (2)
Desde esta perspectiva, la belleza natural no es una cuestión estética superficial, sino una manifestación de ese orden cósmico. Para Tagore, la espiritualidad inherente en la naturaleza solo puede revelarse a través de la experiencia estética del hombre con la naturaleza.
Espiritualidad, renuncia y muerte
Tagore no separa la espiritualidad del cuerpo ni de los sentidos. Para él, la experiencia del mundo sensible puede ser una vía legítima hacia lo sagrado. Más aún, la vida misma es un camino hacia la verdad, no un obstáculo para alcanzarla. Esta es la base de su espiritualidad activa: vivir con atención, amar con totalidad, dejarse tocar por la belleza del mundo.
En este sentido, Tagore se opone a una espiritualidad que implique renuncia al mundo material. Inspirado en Buda y en los Upanisads, entiende la renuncia como el abandono del ego, no como la negación de la vida. Lo que interpreta es que la renuncia prescrita en la tradición india no es la renuncia al mundo, sino la renuncia a todo lo que entorpece al ser humano de convertirse en uno con el mundo y, a su vez, con la conciencia última que está presente en cada objeto y ser de este mundo o naturaleza.
En su reflexión espiritual, Tagore introduce el concepto de Jivan Devata, el “dios del alma individual”. Se trata de una figura íntima, inspiradora, que guía la vida desde dentro. Esta presencia interior conecta la vida personal con la realidad cósmica, permitiendo que el alma no se anule, sino que se expanda hacia lo universal.
Este vínculo no es abstracto, sino que se vive en la belleza de una flor, en la música, en la mirada de otro ser. Por eso, la comunión con lo divino no exige aislamiento, sino una sensibilidad despierta. (3)
La muerte para Tagore no es el final, sino parte del ciclo vital. La muerte no es disolución, sino transformación. El alma continúa su camino hacia la perfección, renaciendo y creciendo. Por eso se distancia del ideal de mukti entendido como desaparición del yo. Tagore no desea perder su identidad, sino vivir una relación amorosa y continua con lo divino.
Arte, comunión y plenitud
El arte ocupa un lugar central en la filosofía de Tagore. Es el medio por el cual el ser humano trasciende su individualidad y entra en comunión con el universo. Mediante la expresión artística, el hombre establece un diálogo profundo con la totalidad. Esta unión entre arte, naturaleza y espiritualidad es una constante en su obra.
Al final, todo en Tagore remite a una experiencia de unidad. Todo el universo con todas sus cosas y seres son, en última instancia, la manifestación del Alma Suprema que lo impregna todo.
Tagore distingue dos formas de relación con la naturaleza: una cognitiva, donde el ser humano aprende de ella, y otra existencial, donde se transforma por ella. Es en esta segunda donde ocurre la verdadera comunión, marcada por la alegría, el amor y la libertad. El arte se convierte así en un puente entre el hombre personal y la naturaleza, abriendo un espacio de encuentro entre la verdad, la belleza y la bondad.
Tagore y Ayurveda
El pensamiento de Tagore guarda profundas afinidades con la visión del Ayurveda. Ambos reconocen que cuerpo, mente, naturaleza y espíritu forman una única realidad. La salud, en ambos casos, no es solo física, sino también espiritual y relacional. La conciencia habita tanto en el cuerpo como en el cosmos, y el equilibrio es la clave para una vida plena. Tagore no propone escapar del mundo, sino fundirse con él con amor y respeto.

Tagore y Ayurveda
Bibliografía
- Tagore R. Sadhana: The classic of Indian spirituality. New York: Doubleday; 2012.
- Tagore R. Creative Unity. Auckland: The Floating Press; 2009.
- Tagore R. Religion of Man. New Delhi: Rupa Publications; 2005.
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Escuela Superior de Āyurveda. [Internet]. Madrid: esĀyurveda; 2025. El pensamiento de Tagore.[Acceso 11/05/2025]. Disponible en: https://esayurveda.com/el-pensamiento-de-tagore/
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